ÑANGO de años de trabajar en la GLEBA pasaba sus días sol tras sol arando, sembrando cuidando y cosechando, cosechando siempre poco. Una tarde de verano apareció un extraño que con una oratoria muy convincente le vendió un billete premiado que él atesoró como un INCUNABLE.
Vendió todo y se fue para la ciudad a cobrar su fortuna y a disfrutar de su nueva vida, lejos quedaban los sacrificios del trabajo del campo.
Resultó un TOCOMOCHO.
Tranquilo, nada de MESAR sus cabellos o lamentarse, volvió al campo a vengar al ruin que lo había engañado.
Así, inconclusa, llegó esta historia a mi y así se las relato, me gusta pensar que encontró al estafador y vengó la estafa, pero no lo sé.
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Publicado originalmente en LA VUELTA AL MUNDO EN 80 PALABRAS: 24 - NI DOS, NI CUATRO, NI OCHO... ¡ARRIBA EL TOCOMOCHO!
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