Espero ansioso por llegar ahí,
a ese lugar en donde pueda estar por fin vivo,
de una vez,
y ahora para siempre.
Es un lugar sin horizontes, simplemente todo está en el mismo punto
sin tiempos ni espacios que nos encierren,
es una pradera tan infinita como los ojos del ser amado.
Y sentir la sensación de euforia de estar vivo,
el sentimiento del derrotado que luego de recuperarse triunfa
justamente.
Vivir por siempre el hoy en ese lugar tan cercano a la eternidad.
Con lagrimas en los ojos pero sin rencor,
solo sentir la grandeza de Ese lugar,
y dejarse sumergir en ese aire que renueva las esperanzas del paraíso
que
[ ya hace tantas tardes perdimos,
pero a donde volveremos...
Gabriel, era 13 de diciembre de 1999.
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